Hoy tampoco asimilaría
las razones primarias de mi existencia,
la búsqueda insaciable y dolorosa,
tan eterna y tan desandada.
Quise hacer algo hermoso
pero me atravesó la distancia
lanza de amor envenenada,
dejamos un río esperando.
Quise ser el niño desnudo
que jugaba en el pasto,
quise la miel del árbol
en lugar de solo tomarla.
Fui el plumaje de seda
algunas noches de verano
regresé de la magia
de los pétalos, del amor.
jueves, 14 de febrero de 2008
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