La gente en mi ciudad camina
muy tranquila cada lento paso
acompaña con una sonrisa de paz
el amable murmullo de la existencia.
Esperan de la muerte lo que
esperan de la vida: una sonrisa
acogedora, sincera y fresca,
mañanas de sol eternas.
A caminar cada lento paso
porque el otoño es así de tibio
porque las hojas amarillas
se amontonan junto a la calle.
La vida es silenciosa, tranquila
los pasos lentos y sentidos
Y pateando un rato uno llega
temprano a casi cualquier lado
pasa volando una niebla tibia
al ras del suelo empedrado
de las calles amplias sin autos,
es acogedor y simple vivir aquí.
jueves, 14 de febrero de 2008
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