viernes, 15 de febrero de 2008

En el tumulto de voces

Compré un vino con la triste esperanza
que alguien más entristezca esta mesa,
le ofrecí mi confianza a cada mujer, en
cada bar, cada centímetro de mi alma…

Desnudo a cada momento mi interior,
y la gente se ha acostumbrado a ignorarlo,
que vengo partido en demasiados pedazos
que yo soy la violencia emocional.

Mendigué un corazón de donde beber,
dormí engendrando la providencia.

Un último y eterno gesto de piedad,
luz aún tenue de mis esperanzas.

No hay comentarios: