Toda una vida cerré los ojos
esperaba que el dolor desaparezca,
que la piadosa luz de una mañana
se infiltrase en mi noche eterna.
Tuve que creer en la cura del amor
en la luz y la calidez de un hogar
para conseguir ese hogar interior
o esa estrella que no desaparece.
Empezar un día a ser joven
para dejar de serlo de una vez
cuando ante mis ojos se ilumina,
la vida que se me escapaba.
viernes, 15 de febrero de 2008
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