Alguna vez tuve un alma,
algo recuerdo como se sentía.
La perdí caminando un sueño
solitario de calles desiertas.
Naturalmente vuelve a mí,
gotas de luna que duermen
sobre labios rosados, en besos
perdidos en la noche del alma.
Labios amantes y compasivos,
labios que todo perdonan,
que entienden mi humanidad
mis equivocaciones.
Que me aman una vez más.
Vuelvo a caminar mi sueño
solitario, de calles grises.
Cómo este cielo, casi parecen
habérsele desprendido.
Nada parece sin embargo,
tener sentido en la ciudad.
Hace frío.
Los autos comienzan a cubrirse
de una tenue capa de cristal.
Esta amaneciendo…
Las calles desaparecen,
y el sueño se vuelve
menos solitario.
Empiezo a creer que voy a sobrevivir,
para no comprender un nuevo día.
jueves, 14 de febrero de 2008
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